White flags en el amor: de todo, menos un símbolo de derrota
Supongamos que tienes las red flags dominadas y que ya no te relacionas con gente que no te conviene un pelo. Pongamos también que estás pillada hasta los topes de una persona increíble que reúne todas las green flags que te molan y con la que quieres compartir el resto de tus días. Hasta aquí todo genial, ¡éxito! Encontrar a la persona adecuada es una parte fundamental del proceso, pero tener una relación sana con ella es otra igual de relevante para sentirse en el lugar indicado.
Cuando la felicidad y el amor es total entre dos tortolitos, ¿ya se tienen todos los deberes hechos? La respuesta es NO. Toca desarrollar herramientas tanto en pareja como individualmente para tener recursos aliados a la hora de evitar posibles crisis, y también en el momento (esperemos que pocos) de enfrentarlas.
Muy bien, ¿y cómo se consigue esto? Toca hacer las presentaciones oficiales: tus nuevas amigas se llaman white flags y, a diferencia de las rojas, estas sí te van a encantar:
¿Qué son las white flags en el amor?
Las banderas blancas (white flags) de las relaciones de pareja tienen una función similar a las que cumplen en la sociedad: tradicionalmente, se ha utilizado este símbolo como mensaje de tregua, de paz, o de entendimiento. Siguiendo esta línea, las banderas blancas en el amor tienen que ver con todas esas acciones que fortalecen el vínculo desde la vulnerabilidad y la buena fe en lugar de deteriorarlo con actitudes distantes y orgullosas. Digamos que son una especie de green flag en sí mismas, pero si bien las banderas verdes engloban virtudes muy variadas, las white flags están vinculadas a un tema concreto: la capacidad de mantener un entorno seguro con gestos que hagan sentir valorada y respetada a tu pareja.
Difíciles de identificar, pero esenciales de practicar
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1. La vulnerabilidad, amigas, esa cualidad que nos han hecho creer que debemos esconder porque solo nos hará parecer menos adultas y atractivas. ¡Meeeeec! Las relaciones son un viaje muy loco en el que sentimos grandes momentos de euforia, pero también de dudas, miedos e inseguridades. Aunque lo vuestro vaya viento en popa, una white flag importante a trabajar es que tu pareja pueda sentirse cómoda bajando la guardia y siendo vulnerable contigo. Esta regla de oro rompe con los roles de género y nos iguala en la expresión de las emociones: llorar, confesar nuestros puntos débiles o las inseguridades que nos dominan no deberían ser motivo de vergüenza (¡también va por vosotros, chicos!). ¿Sois capaces de decir qué pensáis o cómo os sentís sin miedo a que estalle el gran drama o a que el otro invalide vuestras emociones? Bien, entonces parece que tenéis futuro.
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2. Espera, espera… ¿La bandera blanca no era también un símbolo de rendición? ¡Sí, exacto! La cosa es que aquí no se traduce como una derrota, sino como un gesto de generosidad que evita ir a mayores. Llevado al plano amoroso, se traduce en saber parar a tiempo antes de meterte en un terreno pantanoso para tu pareja o para ambos. Aunque tengas una opinión muy clara sobre un asunto y quieras lo mejor para tu chico/a, hay que saber autolimitarse, escuchar y apoyar cuando es debido. La sinceridad, si no tiene filtros, es veneno puro. Esto también vale para las discusiones: si notáis que empezáis a entrar en un punto de no retorno, una retirada a tiempo es una gran victoria. Tomad aire, recapacitad y volved más adelante con las cosas claras y los nervios rebajados.
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3. En el amor no se hacen favores; se cometen actos de generosidad desinteresados. Un vínculo amoroso está lejos de ser una competición de ver cómo de atentos y presentes estamos en la vida del otro. Solo normalizando este tipo de atenciones viviremos el cuidado de nuestra pareja de forma saludable, sin emitir juicios ni estar recordándole eternamente el día que olvidó esa fecha o evento que era importante para ti. Idealizar a tu churri como el cuidador perfecto es condenarlo a decepcionarte el día que consideres que no ha estado a la altura de algo. A veces cometemos faltas, es cierto… ¡Pero nos pasa a todos! Hoy por ti, mañana por mí; y si surgen desencuentros o se detectan pequeños errores, una buena comunicación es siempre el mejor antídoto.
Ninguna pareja es perfecta, ¿pero qué sería el amor sin retos? Aunque sutiles, muy sutiles, las banderas blancas son probablemente las señales más concretas de lo que debería ser una relación sana. ¿Las reconoces en tu vida? ¡Enhorabuena, te has pasado el juego! En caso contrario, comienza a prestar atención a esas señales y trabájalas a fondo, porque a diferencia de las rojas, estas sí son las banderas que siempre quisimos coleccionar!
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