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Relaciones sanas, conversaciones incómodas

Estamos de acuerdo en que el camino para construir una relación sana pasa por tener una comunicación abierta y asertiva, pero a la hora de la verdad, pocos cumplen con su promesa. No es por falta de honestidad o ganas, sino por miedo a desencantar o ahuyentar a nuestra pareja. El amor romántico ha alimentado el mito de que las relaciones bien avenidas son aquellas que desconocen el conflicto, las situaciones incómodas o la necesidad de aclarar ciertos puntos de la vida cotidiana, pero esta fantasía, además de infantilizar y simplificar las relaciones adultas, las deteriora.

La importancia de tener conversaciones incómodas

Abordar una charla difícil a tiempo nos evita futuros malentendidos, ayuda a digerir las noticias y, sobre todo, disipa los miedos. Hay temas que sobredimensionamos en nuestras cabezas y la sola idea de abordarlos nos acobarda. Sin embargo, es muy probable que a la hora de la verdad nuestra pareja nos escuche y nos comprenda más de lo que pensábamos.

Los temas tabúes raramente desaparecen, de hecho tienden a reaparecer cada cierto tiempo, haciéndose cada vez más grandes, bloqueándonos y enturbiando la relación. Por eso abordar mal, o directamente evitar, ciertas conversaciones aportará distanciamiento y ansiedad a la relación. En el peor de los casos, una noticia anunciada a destiempo podría suponer un daño irreparable.

Ármate de valor, piensa bien cómo abordar el tema y lánzate desde el cariño y la honestidad. Tu pareja sabrá valorar el gesto y te lo agradecerá.

¿Qué entendemos por conversaciones incómodas?

  1. - Un clásico: los ex

Asumamos de una vez que todas las personas que conocemos llevan consigo un historial romántico. Hablar con libertad de las relaciones pasadas da mucha información acerca de lo que buscamos en la actualidad, de cómo nos sentimos y qué queremos vivir a partir de ahora. El respeto por nuestra propia vida sentimental y la de nuestro ligue es fundamental, ya que conforma nuestra identidad emocional.

  1. - ¿Qué somos?

Nos incomoda exigir responsabilidad afectiva a quienes conocemos de hace relativamente poco, pero estar sufriendo a expensas del siguiente movimiento de la otra persona no es sano ni es justo. Hablar es importante incluso para aclarar que todo debe seguir como ha ido hasta entonces. Si la conversación deriva en una noticia que no es de tu agrado, siempre será mejor saberlo a tiempo que haber llegado demasiado lejos, ¿no crees?

  1. - Dinero

Aquellas relaciones más afianzadas y con planes de futuro pueden enfrentarse a diferencias salariales, cargas económicas o trenes de vida distintos que provoquen frustraciones. Es importante encontrar un equilibrio justo entre la situación de ambos miembros para poder hacer planes y tomar decisiones sin que ninguno de los dos deba sufrir por ello. Otra cosa que debéis intentar evitar a toda costa es cargar las decisiones económicas importantes en un único miembro de la pareja.

  1. - Un pasado oscuro

Cuando hemos vivido experiencias que han marcado nuestra vida, es importante que nuestra pareja esté al corriente. Aunque nos encantaría borrar determinados episodios de nuestra historia y mostrar únicamente la mejor cara, no podemos ocultar eternamente los fallos y las miserias. En el mejor de los casos, una pareja supone un apoyo incondicional que nos ayuda a revisar nuestra historia y a reconciliarnos con ella en la medida de lo posible. Recuerda que siempre será más importante la persona en la que te has convertido hoy que la que fuiste un día.

  1. - Proponer algo que sabes que no gustará

Estar en pareja significa ir de la mano con alguien por la vida, pero no necesariamente pensar y sentir al unísono. Es muy común que se produzcan disidencias en torno a las necesidades de cada uno. Si te apetece irte a vivir un tiempo al extranjero, tener niños o abrir la relación a otras personas y sabes que a tu pareja no le sentará bien la noticia, este prejuicio no debe impedirte dar el paso y tener la conversación. Reprimir las necesidades de uno mismo no suele llevar a buen puerto. Aunque creas que la conversación no vaya a terminar como a ti te gustaría, lo sano es tenerla.

  1. - Romper

Difícilmente existirá una conversación más incómoda y dolorosa que la de una ruptura. Solemos replantearnos la decisión y posponerla mil veces para no enfrentarnos a ella, pero la conclusión siempre acaba siendo la misma: debo hacerlo. Cuando el cuerpo está en una relación pero la cabeza ya no, hay que intervenir con urgencia, y cuanto antes, mejor. Mantener una comunicación abierta y fluida durante la ruptura también es síntoma de una relación que ha sido sana y que seguirá siendo fructífera aunque ya no sea como pareja.

Sabemos que hablar de estos temas es mucho más sencillo en la teoría que en la práctica, pero es importante que empecemos a normalizarlo desde los inicios de la relación. Habrá gente más o menos dispuesta a hablar sobre ciertos temas, encontrarás personalidades distintas y personas que te lo pondrán más o menos fácil, pero sabrás que estás haciendo lo correcto. Despójate de estos miedos y habla incluso de lo que más te incomoda. No hay sitio más seguro para abrirse que dentro de una relación libre, sana y desacomplejada.

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