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Puntos ciegos a detectar en una relación que empieza

Cuando una relación comienza, entramos en un modo "luna de miel" que todo lo puede. Vivir estos primeros momentos con la ilusión y la energía que requieren es esencial, PERO (¿por qué siempre tiene que haber un pero?) en medio de esta fase idílica podríamos estar descuidando posibles puntos ciegos que tarde o temprano acaban manifestándose. Poner atención para identificarlos a tiempo no significa, en absoluto, arruinar la magia del momento. ¡Al contrario! Tomar conciencia de ellos servirá para demostrar que vas en serio y que nada te apetece más que ser feliz en esa relación por mucho, mucho, pero que mucho tiempo.

¿Qué son los puntos ciegos y por qué cuesta verlos?

Los puntos ciegos de una pareja sentimental tienen que ver con todos esos aspectos de la relación (o de la otra persona) que no acabamos de detectar porque estamos poniendo el foco en otros estímulos más potentes: podría deberse a la fase inicial del enamoramiento, pero también a un proyecto en común que exija mucha energía, o incluso al pequeño aturdimiento que provoca la rutina del día a día.

Suena contradictorio, pero es más complejo prestar atención a lo que es permanente y estable que al estímulo transitorio. Esto ocurre porque, precisamente, los puntos ciegos siempre están ahí y se escapan de nuestra parcela de prioridades hasta que llega el día en el que se hacen evidentes. ¿Conoces los famosos puntos ciegos de conducción en los que un vehículo o un peatón quedan fuera del campo de visión? Pues algo parecido ocurre en el amor.

¿Hay que bajar de la nube de felicidad para detectar los puntos ciegos?

Para nada, una cosa no está reñida con la otra. De hecho, empezar a entender el cuidado de los puntos ciegos como una fortaleza es el primer paso para mantener los malos rollos alejados de la pareja. Cuanto antes y mejor los abordemos, menos disputas viviremos, más realista será el vínculo y más se prolongará la fase del enamoramiento. Porque, seamos honestos, nadie quiere despertarse de la noche a la mañana con un muro de puntos ciegos que no te deje ver ni la luz del sol.

Los 4 puntos ciegos más comunes al iniciar una relación

Entre tanto subidón amoroso, es fácil confundir los detalles más inocentes con señales que podrían ser importantes. Entonces, ¿cuáles son los puntos ciegos más frecuentes al empezar con alguien?

1. Confundir acciones con palabras

Así de simple: cuando el amor entra por el oído, el corazón no atiende a razones. En la fase flower power del amor, las personas tienden a dejarse llevar más por la pasión de las promesas y los susurros en la oreja que por lo que realmente se está diciendo. Todo el mundo se flipa a la hora de querer impresionar, o sea que fallar un poco en el cálculo de decir más de lo que al final se hace tampoco es el fin del mundo, pero si (aunque no te moleste) ya notas un desfase evidente entre el discurso y las acciones, igual toca ir activando las antenas.

2. Ignorar la personalidad de la pareja más allá de la relación

Y no hablamos del trato que pueda tener con el camarero (que debería ser bueno o, de lo contrario, red flag al canto), sino con el resto de su entorno cercano. ¿Sabes cómo es tu nueva pareja en el ámbito laboral, familiar y entre sus amistades? Las personas solemos tener registros, y ello implica que tengamos la capacidad de adaptarnos a diferentes circunstancias sociales, pero eso sí, sin dejar de ser nosotros. Si te cuesta reconocer a tu ligue en contextos de ocio con amigos, por ejemplo, no pases por alto situaciones que te extrañen. Un desajuste notable entre la forma de ser contigo y de ser con su familia o amigos podría chocar total o parcialmente con tus valores. Aunque tu pareja sea maravillosa cuando estáis a solas, debe importarte que también lo sea con su entorno. Larga vida a la buena gente, ¿no?

3. No notar un posible desequilibrio en vuestra generosidad

Lo sabemos: en el amor, a veces da más placer ofrecer que recibir. ¡Es así! Nada hace más ilusión que sorprender a tu pareja y tener detalles con ella. La generosidad sincera no espera nada a cambio, pero una cosa es excederse puntualmente en las atenciones y otra es quedarse sola en ese juego. Los esfuerzos emocionales de la pareja deben estar lo más equilibrados posibles. Si eres tú quien da más, afloja un pelín. Pero si eres tú quien posee el trono, procura ser más proactiva.

4. Excusar algunas red flags a favor del 'potencial' de esa persona

No, amor, las red flags no se obvian, se afrontan, porque esconder las imperfecciones de alguien debajo de la alfombra no va a hacerlas desaparecer. Es común que, ante el susto de contemplar una red flag en la persona que creíamos perfecta, notemos que empieza a pincharse la burbuja de amor en la que nos encontrábamos. Ante esta situación, la reacción de muchos es relativizar el problema para centrarse en lo que sí le gusta del otro.

No te agobies por el hecho de que tu nueva pareja no sea per-fec-ta. ¿Sabes qué? Nadie lo es. Pero no dejes de defender tus prioridades ni tu paz mental por ello. No excuses lo que no es excusable para tu corazón. Háblalo, trabájalo con él/ella y ahórrate dramas que solo se harán más grandes en el futuro.

Ver a la otra persona con ojos claros te ayuda a construir una relación basada en lo que es, no en lo que imaginaste que sería. Y oye, si todo va bien, ¡la magia seguirá ahí, pero con bases más sólidas! Así que, sigue disfrutando de esas mariposas en el estómago, pero mantén un ojo abierto, porque las mejores relaciones son las que combinan el buen feeling con la realidad del momento.

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