Guía para dar buenos consejos de amor a tus amigos
¿Quién no tiene un consejo de sabias al que acudir en un momento de bajón sentimental? Antes de recurrir a un terapeuta en condiciones, todas hemos echado mano (y lo seguiremos haciendo por los siglos de los siglos) de buenas amigas con la mejor intención de ayudar a superar una crisis. ¿Buena fe? Sin duda. ¿Sabias palabras? Eso está por ver.
Cuando un amigo aparece en modo “necesito hablar” y te cuenta todo sobre su situación, dar un buen consejo se convierte en una tarea tan urgente como delicada. ¿Qué repercusión tienen nuestros consejos sobre las emociones de nuestros amigos y, sobre todo, cómo podemos ayudar de forma constructiva y sin echar más leña al fuego? Si vamos a formar un consejo de sabias, formémoslo, PERO DE VERDAD.
Aprendiendo (por fin) a dar buenos consejos de amor
Antes de nada: ¿realmente te está pidiendo un consejo?
Parece obvio, sí, pero es común que, ante el drama de alguien querido, nuestra tendencia sea dar soluciones a diestro y siniestro. La cuestión es: ¿te están pidiendo que hagas eso? A veces, lo que más necesitamos en un mal momento no es tanto un consejo directo, sino alguien que nos escuche con paciencia y empatía.
Si no tienes claro este punto, una simple pregunta como "¿te apetece saber mi opinión o prefieres seguir desahogándote?" puede marcar la diferencia. Eso sí, hay veces que toca ponerse proactiva: estamos hablando de situaciones delicadas como relaciones tóxicas y especialmente conflictivas. En estos casos, hay que intervenir, pero la forma de dar el consejo será crucial para no sumar más dolor al asunto ni parecer que estamos imponiendo nuestro juicio.
La fórmula universal no existe
Pongamos que sí, que tu amiga necesita urgentemente una pócima de sabiduría. Antes de soltarla al aire, pregúntate: ¿en qué circunstancias se encuentra ella y qué sabes de su historia de amor? No existe una fórmula universal para darle puerta al drama, eso tenlo claro. Cada relación tiene sus matices y es importante conocer el contexto al completo antes de intervenir: ¿qué está sintiendo él/ella realmente? ¿Qué le preocupa? ¿Qué sabemos de su personalidad y qué espera de esta conversación? Recuerda que lo que funcionó para ti en una ocasión no necesariamente va a funcionar para tu colega. Evita tirar de tópicos y generalidades y escucha bien la historia para intentar sacar algo en claro.
Sé menos hooligan y más empática
Aunque lo que más te apetezca sea sacar las uñas y defender a tu amiga como una gata, despotricar de forma irracional y darle la razón en todo no solucionará la situación en la que se encuentra. Es lícito dedicar un rato a la queja y al llanto, pero hay que salir del círculo vicioso del odio colectivo, entre otras cuestiones, para que nuestra colega pueda darse cuenta de qué ha hecho mal (si es que lo ha hecho), y qué alternativas tiene a su alcance para no volver a verse en las mismas en un futuro próximo.
Cambia las órdenes por preguntas
Quizás tú tienes clarísimo lo que hay que hacer, pero ella no, y ante tal nivel de aturdimiento, lo mejor no es dar órdenes vacías, sino ayudarla a encontrar sus propias respuestas. Las cosas se ven mucho más claras desde el análisis y la reflexión pausada. No tengáis prisa, no os precipitéis, hablando hablando seréis capaces de estrechar el círculo hasta llegar juntas a conclusiones válidas. Recuerda que no buscamos una solución definitiva, sino ayudarles a encontrar la suya. Para empezar, prueba con algo tipo: “¿cómo te sientes cuando pasa esto?, ¿Qué crees que ocurriría si le dijeras aquello?, ¿Te has planteado cambiar x cosa?”.
Cuidado con proyectar tus traumas
Tranquila, que tu amiga ya se sabe tu historia y, créenos, la tiene en cuenta. No hay mayor error como consejera del amor que permitir que tu historial amoroso tome las tiendas de tu discurso. Como hemos dicho antes, cada historia es única y debe abordarse de forma personalizada. No proyectes dramas pasados en historias del presente que no tienen el mismo guion ni los mismos personajes. Párate a pensar: ¿Estoy pensando en lo que es mejor para ella o estoy basando mi consejo en lo que yo viví?
No pasa nada por no tener respuestas a todo
No te sientas mal por no saber descifrar la fórmula matemática que entraña el conflicto de tu amiga. Más vale ser sincera que precipitarse con consejos incendiarios. A través de la empatía, la escucha activa y el respeto por su proceso, podemos ser un verdadero apoyo sin generar más confusión o desconcierto. En caso de verdadera necesidad, siempre quedará el recurso de acudir a terapia y ponerse en manos de un experto especializado.
Eso sí: acaba con un refuerzo en positivo
Lleguéis o no a una conclusión satisfactoria, te recomendamos acabar la charla dándole un boost de confianza a tu amiga recordándole sus buenas acciones y aquellos puntos en los que ha actuado bien. Especialmente en estos momentos de inseguridad, seguro que agradece una perspectiva positiva de su relación o palabras bonitas acerca de su personalidad que puedan darle el impulso que necesita para sentirse más seguro.
Dar consejos de amor es un acto de cuidado y cercanía, pero también conlleva una gran responsabilidad. Al final, lo importante es tener un hombro amigo sobre el que llorar y desahogarnos siendo nosotros mismos. El amor es un camino que todos recorremos de manera única, y nuestra labor como amigos es simplemente acompañarlos en su viaje, no trazar el mapa por ellos.
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