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Así te afecta la fatiga de decisión en el amor

Te llaman la crack de los consejos, pero cuando se trata de aplicártelos a ti misma, espera, uffff, no es el momento, ya si eso mañana. No es que no sepas qué debes hacer (que tú eres muy lista, querida), sino que sufres de un mal remolón y perezoso que afecta a un porcentaje altísimo de la población: se llama fatiga de decisión y, como su nombre bien indica, significa que estás hartita (pero hartita hartita) de ser una persona resolutiva.

¿Qué es la fatiga de decisión?

A lo largo de un día tomamos muchas decisiones. En serio, incluso esos domingos en los que crees que no has hecho nada en absoluto. No te das cuenta, pero en las 24h que dura un laaaaaargo dííííííaaaaa puedes tomar, según un estudio de la Universidad de Cornell, entre 10.000 y 40.000 pequeñas decisiones que dejan tu cerebro como una patata frita.

Aunque dudar entre la leche de soja y de avena no sea una decisión trascendental, la suma de pequeñas decisiones dejan una sensación de agotamiento que hacen que, llegados a un determinado momento, colapsemos ante una decisión de cierto peso.

La solución por la que muchos optan es la procrastinación, o sea, el divino arte de dejar lo que es importante para otro momento. Que si ya lo haré mañana, que si no estoy segura, que si debo pensarlo mejor… Todo excusas para no enfrentarnos a la pereza que da tomar una señora decisión. Y no es para menos…

¿Afecta la fatiga de decisión en el amor?

Pues sí, afecta, y pagamos las consecuencias conformándonos con relaciones y actitudes que no nos hacen bien. También se manifiesta en forma de mala comunicación dentro de la pareja y en toma de decisiones precipitadas que suelen acabar en pequeños o grandes errores, depende del caso.

Encarar los problemas sentimentales con la atención y la responsabilidad que requieren es cosa fuerte, lo sabemos, pero merece la pena cogerles el punto si lo que queremos es que nuestra vida amorosa fluya como fluyen los riachuelos de los cuentos de hadas.

Cómo mantener la fatiga de decisión a raya

  1. 1. Divide la carga mental

Si eres una persona proclive a cargar con las decisiones importantes en la pareja, no nos extraña que estés hasta el moño, hija. Empecemos por lo más importante: toca hablar con tu pareja y dejar claro que en esto del amor sois un equipo. Aunque se te dé fenomenal, ni puedes ni debes tirar tú sola con todos los cuidados de la relación. Descansa esa cabecita y verás cómo te sientes con más energía para las pequeñas batallas del día a día.

  1. 2. Márcate unos hábitos

Vives de culo entre el curro, los amigos y la pareja, y lo último que te apetece es tomar más decisiones en tu tiempo libre. Lo pillamos, hasta aquí todo es comprensible. Aún así, procura marcarte hábitos para encontrar algún que otro momentito contigo misma. Salir de la vorágine de las distracciones cotidianas es fundamental para echar el freno y preguntarte: Ey, chatina, ¿estás viviendo lo que realmente te gustaría? ¿La persona con la que estás te sigue el ritmo? ¿Quizás últimamente has descuidado un poco la relación? Tómate tu tiempo para escuchar todo aquello que tiene que decirte tu voz interior y hazle caso siempre, que es muy lista ella.

  1. 3. Trabaja las inseguridades

Cuando desistes ante una decisión importante, ¿realmente te pasa por pereza o es que estás muriéndote de miedo? Sentirse desbordado por las emociones es el pan de cada día del terreno amoroso, así que si sientes que las decisiones sentimentales te suponen un auténtico reto, no te cortes en pedir ayuda profesional y aprende a gestionar todo lo que te está frenando. Desatascar complejos e inseguridades puede darte una fuerza de decisión que ni tú conocías.

  1. 4. Lo más difícil: no procrastinar

Si por fin lo tienes claro: actúa, PUNTO. Ponerse manos a la obra es un palo, ¿pero qué me dices del alivio y la satisfacción que te deja en el cuerpo? Avanzar, apostar, cerrar etapas… Son todo decisiones fundamentales para nutrir tu autoestima y sentir que llevas las riendas del amor y de tu vida.

Si estás leyendo esto y no puedes parar de pensar en esa decisión que te ronda la cabeza desde hace días, ¿a qué esperas para ponerte manos a la obra? No permitas que te gane el monstruo de la fatiga y mueve hilos para empezar a volar ligera. Ninguna relación que realmente merezca la pena se construye a base de largas y excusas.

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