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Cómo proponer una segunda cita

El muchachito de turno que acabas de conocer ha resultado ser una persona interesante y divertidísima con la que no ves el momento de repetir cita. Esta no te la esperabas y por eso ahora estás como estás: flipando con el recuerdo de lo bien que lo pasaste anoche y lidiando con las rayadas que te asaltan cada vez que te mola alguien: “¿Le habré gustado tanto como él a mí?, ¿Y si soy la única que notó que había feeling?, ¿Me escribirá para que nos volvamos a ver?”. El que dijo que las primeras citas eran las más difíciles, desde luego nunca se enfrentó a los dramas de las segundas.

Salir de este atolladero de preguntas e inseguridades dependerá de lo dispuesta que estés a armarte de valor y a tomar las riendas del flirteo. ¡No permitas que la situación se enfríe! Como intuimos que no te va mucho eso de entrar a piñón, te daremos algunos consejos para que enviar señales de interés y receptividad sea una experiencia soft and smooth. Porque las cosas bonitas, cuando se dicen sutilmente, como que saben mejor…

Cómo mostrar interés tras la primera cita

Allana el terreno: cuanto antes, mejor

Detrás de un: "¿Ya llegaste a casa?" O un "¡Qué tarde se nos ha hecho! Verás mañana…" hay un mensaje subliminal bastante claro: estoy usando cualquier excusa para escribirte aunque te haya visto hace 5 minutos. Puede que el contenido sea una absoluta chorrada, pero ayyyyyyyyy lo que callamos… Cuando la situación es todavía tan reciente, lo importante no es tanto lo que se dice, sino lo que se intuye. Sin agobios ni presiones, pero oye, ahí estás tú dando a entender que todo ha ido bien.

No esperes, actúa

Te da corte ser la primera en volver a escribir, ¿verdad? Ya, amiga, cuéntanos algo que no sepamos. Si no optaste por el mensajito de rigor a los 10 minutos de despediros, es posible que el paso de las horas se vaya convirtiendo progresivamente en un monstruo que te aleje cada vez más del valor de ser tú misma la que rompa el hielo. Pleno siglo XXI y todavía son mayoritariamente los hombres los que se atreven a dar el primer paso. Si lo piensas bien, con solo romper los roles de género ya estarás comunicando sobradamente tus intenciones. Créenos: nada más efectivo que una mujer que toma la primera palabra.

Recupera un tema o anécdota de la noche

Vale, tenemos la actitud, ¿pero qué decir a partir de aquí? Te aconsejamos que te tomes algunos minutos para radiografiar la conversación de anoche y aprovechar aquellos puntos en común que más hayan llamado tu atención. Algo tan simple como “Acabo de ver la peli que me recomendaste y me ha despertado muchas cosas. ¿Te apetece que la comentemos?” deja bien claro que durante la cita tuviste una escucha activa y que te emociona la compatibilidad de vuestros gustos. Como ves, hacerse la digna a estas alturas del artículo ya no es una opción viable, por lo que si has venido a poner cara de poker, te has equivocado de mesa de juego.

Llegado el momento, cualquier excusa es buena

Cuando las ganas sobran, basta con agarrarse a la mínima excusa para proponer una segunda cita: que si nuestros perros deberían conocerse, que si los domingos hay entrada gratis en esa expo que te comenté, que si tengo que enseñarte mi colección de funkos… No te agobies encontrando el momento y la excusa perfecta porque de verdad te prometemos que eso NO IMPORTA. Cuanto más sencilla sea la propuesta, más claro quedará que lo relevante para ti no es el qué, sino con quién.

Si hay nervios, si hay duda, si a ti te suena el runrún de tu mundo interior, es que tienes que proponerle una segunda cita ipso facto. ¿Cuántas veces esperaste sentir este feeling? Ahora que ha llegado el momento, cóbrate lo que es tuyo. Hazlo a tu manera, pero hazlo. ¡Te lo debes y lo sabes!

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