Chica sin blanca meets chico sin pasta
A estas alturas ya sabréis lo poco que mola hacer distinciones de género; hablar de cosas masculinas o femeninas como tal parece de la Prehistoria o, al menos, para bastante gente es algo que ya está muy out. Aún así siempre hay casos que me siguen alucinando, como lo que me dijo el otro día un colega mientras hablábamos tranquilamente. En realidad, me pareció guay la libertad con la que me lo proponía pero luego cuando la conversación siguió ya no me pareció tan guay.
Os voy a poner en contexto para que podáis entender de qué va todo esto. Andaba yo tiesa de pasta y le comenté lo mucho que necesitaba un curro para pagarme las próximas vacaciones (concretamente, un viaje por el sur de Costa Rica, del lado del Pacífico). Él me preguntó de cuánta pasta estábamos hablando y le dije que sobre unos 1.500 € . Y AQUÍ VIENE LO BUENO. Va el tío y me suelta: “¿Por qué no echas un par de polvos cobrando? Si yo fuera una tía lo haría todo el rato.”
Fue esa segunda parte la que me molestó. “¿Qué pasa? ¿Que lo ves un asunto exclusivamente de tías? ¿Una profesión para las mujeres?” Seguidamente intentó quitarle hierro y articuló un par de excusas tontas entre risitas. La cosa quedó ahí… porque si seguíamos igual lo mataba.
Días más tarde me quedé dándole vueltas al asunto y decidí hacer un poco de research adicional. Le pedí a mi hermano que me ayudara a preguntar a los mismos colegas y personas de nuestra familia qué podíamos hacer ambos para conseguir dinero. Llegamos a las siguientes conclusiones entre los encuestados:
Soluciones sugeridas a chicos sin pasta
- encontrar curro
- pedirle a un colega algo de pasta
- solicitar un préstamo bancario
- pedirle cash a sus padres
Soluciones sugeridas a chicas sin blanca
- para de comprar ropita
- vender algunos trapitos vintage
- donar óvulos
- echar un par de polvetes
Como podéis constatar, de las conclusiones se extraen los dos escenarios tradicionales: el que promueve el rol trabajador del hombre que debe traer el pan a casa y el que aboga por la explotación del cuerpo y la restricción de la mujer. También se concluye que todas las soluciones sugeridas son intercambiables, todas son aptas para ambos sexos (salvo la donación de óvulos, claro), así que no entiendo por qué mi hermano y yo obtuvimos respuestas diferentes. En realidad es todo muy Hombres, mujeres y viceversa, ese concurso adictivo pero demencial que perpetua los roles absurdos del género humano e intenta normalizar esa “especie” que puebla con una minoría muy llamativa la Tierra.
Con todo hay que aclarar que la prostitución es un oficio tan antiguo como respetable y que siempre y cuando no sea atribuible exclusivamente a las mujeres me parece bien. Ninguno de los encuestados le propuso a mi hermano que vendiera su esperma, tampoco que probara a ser gigoló de fin de semana. ¡Abajo los comentarios, sugerencias y referencias sexistas! ¡Bienvenidos a la sociedad de bienestar amable e igualitaria!
Así que si me han entendido bien, ya saben que si quieren sugerir el uso del cuerpo como vehículo para hacer dólares deberán hacerlo a TODOS Y TODAS. ¡Gracias por su comprensión!
