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Amor sin drama, ¿realidad o ficción?

Doble check azul, ghosting, hacerse demasiadas ilusiones, las InstaStories con pullitas… Podríamos hacer una enciclopedia sobre los dramas amorosos que vivimos los jóvenes, tan dolorosos y tan sumamente absurdos al mismo tiempo. A veces tendemos a pensar que las relaciones tienen que ir acompañadas de una dosis de drama para poder considerarla como tal. Tenemos una pregunta que haceros: ¿somos adictos a los dramas?

El drama es un componente muy adictivo en un mundo en el que vivimos sobreestimulados: cada vez necesitamos emociones más fuertes para sentir algo. Y sí, ese drama que inunda tu relación es un componente muy tóxico que puede extenderse peligrosamente.

¡Ojo! Que cuando hablamos de relaciones “drama-free” no nos referimos a la parejita perfecta ideal y que viva el amor. Todos tenemos nuestros lastres, nuestras movidas familiares y nuestros miedos. Bueno, es inevitable que surjan cosas feas en una relación, que nuestras inseguridades y niños interiores salgan a saludar a nuestra nueva pareja. Pero una cosa es esto y otra muy distinta es dejar la puerta abierta para que el drama entre a la relación a desgastarla.

La adicción al drama en nuestra relaciones saca lo peor de nosotros, y quien se come el drama no es otra que la persona a la que se supone que queremos hacer feliz. Se tarda un tiempo en distinguir los conflictos normales de los conflictos innecesarios creados por el drama. Pero conviene estar alerta de los comportamientos tóxicos que pueden estar presentes en nuestra relación de pareja sin que nos demos cuenta.

¿Cómo identificarlos? Te presentamos algunos dramas normalizados por la sociedad y patrones de comportamiento de los que debes huir en tus relaciones:

Parejas que lo dejan-vuelven-lo dejan-vuelven

En este tipo de relación los términos medios no existen. Es la típica situación en la que cuando estamos bien, estamos muy bien y cuando estamos mal... arde Troya. Es una relación tremendamente adictiva, de la que cuesta muuucho salir y casi nunca acaba bien.

Podemos llegar a pensar que la cosa irá a mejor, que el amor todo lo puede, que jamás encontraremos a alguien como esa persona. Pero la realidad es que nos hacemos daño a nosotros mismos y que ese ‘love wins’ que las pelis nos venden no es para todas las parejas. ¿Nuestro consejo? Tiempo en solitario para poner en orden nuestra cabeza.

Si no hay peleas, no hay chicha

A menudo hemos oído que en las relaciones las peleas son casi de obligado cumplimiento, que las discusiones de pareja pueden llegar a ser positivas. ¡Ajá! Hay una diferencia: discutir es constructivo y pelear, destructivo. Cuando nos dicen que las discusiones de pareja son necesarias se refieren a que sirven para conocernos mejor.

No obstante, las peleas sin sentido que solo buscan al culpable y no a la solución solo valen para resquebrajar la relación. Buscar una pelea de la nada y echarse cosas en cara no es sano.

Cuando alguien pasa de ti, te gusta más

Este tema da para libro. A todos nos molan los retos y cuando nuestro crush nos lo pone difícil nos sube la adrenalina y, por norma general, acabamos idealizándolo. Si vamos a jugar, ¡estupendo, juguemos! Pero que las reglas sean las mismas para los dos. Si, por otro lado, esperamos amor de una persona que solo muestra desinterés, solo vamos a acabar haciéndonos daño y perdiendo una energía y tiempo valiosísimos.

Los celos son una expresión de amor

Los celos son una emoción involuntaria que surge de nuestra propia inseguridad y/o miedo a que la otra persona nos deje por alguien mejor. Cuando nos encelamos, solo estamos volcando en nuestra pareja o terceras personas lo que odiamos de nosotros mismos, por eso duelen tanto y cuesta tanto salir de ellos. Si en una relación los celos se te van de las malos o sufres mucho a causa de ellos, lo mejor es que un terapeuta te ayude a descubrir cuál es la raíz del problema.

Los traumitas del pasado están en la relación

Justificar un mal comportamiento en la relación con una herida pasada también entra en el saco de las conductas a evitar. Nuestra pareja actual no tiene la culpa de que nuestras otras relaciones hayan ido mal o de que no hayamos recibido el cariño suficiente. Está bien que lo hablemos si necesitamos desahogarnos, pero en ningún caso los fantasmas del pasado deben estar presentes en la relación de pareja. Trata de empezar tus relaciones dejando atrás todos los traumas y miedos para construir una mejor versión de ti mismo y una relación saludable.

La mejor forma de evitar que el drama entre en tu relación es aprender a identificar qué errores están convirtiendo el amor en una catástrofe. Reconoce que eres parte del problema, pero también parte de la solución. El drama amoroso es adictivo, sí. Pero es posible salir de él haciendo ejercicios de autodescubrimiento y buscando ayuda profesional si fuera necesario. El amor es mucho más poderoso que cualquier drama con el que nos podamos topar.

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